sábado, 19 de enero de 2013

El amor en la guerrilla...y en la paz.
Video de Amparo Ochoa "Para amar en tiempos de guerra"



 Lucia y Pepe Mujica

 

Che y Aleida

  El amor en la guerrilla y en la guerra, tiene corazón ; lágrimas; miedos; desahogos, y pasión...mucha pasión.
  Hay situaciones, que acercan a los que se enamoran en medio de la guerra en las selvas - de vegetación y/o cemento - muy diferentes y mucho más profundas, que las que le ocurren a personas en tiempos de paz, o de guerra, en las que no se involucran. Hay mucha profundidad espiritual compartida; mucha responsabilidad política y social; mucho peligro que los acerca y los compenetra...en fin, son tantas emociones que se amasan diariamente, para formar una masa homogénea, que no puede ser otra cosa que amor. Amor contenido, acumulado, soñado, deseado por tanto tiempo, que cuando se encuentra, se mete en la sangre, en los huesos, y en la vida de por vida...como el de Pepe y Lucía.
  Tal vez no sea el caso del Che y Aleida, ni el de muchos valientes guerrilleros de nuestra América Latina y del mundo, pero nadie puede negar, que en todos los casos, se trató del mismo amor profundo, que mantuvo vivos a los enamorados, porque uno no quería dejar solo al otro, pues ese sentimiento siempre es más poderoso que el miedo a las balas, a la tortura, a la prisión; el amor es a prueba de balas y de granadas, siempre logra sobrevivir, aunque sea en los capítulos de la historia, y en los archivos de la CIA.
  En todos los grupos guerrilleros, siempre hay casos e historias de amor. No caben dudas, de que esas relaciones energizan a los combatientes, el romanticismo los hace célebres como amantes y tenaces en sus cometidos. El sufrimiento causado por la separación de la familia; de los parientes y amigos; de la paz del hogar y la seguridad de su comunidad, encuentra alivio entre los brazos de los que se envuelven emocionalmente. El amor no respeta temores, amenazas, ni prisiones.
  Pasan los años y terminan los combates; la energía de la juventud se debilita; los pasos se hacen lentos y la piel se marchita, pero el amor, al igual que las ideas revolucionarias, permanecen intactos.
  El amor que nació en la guerra, se inmortaliza en la paz.  


  Walter E. Carena
  Twitter: @wcarena