jueves, 6 de diciembre de 2012

La Religión y la Felicidad. 2ª Parte (Otras)

   
                            ISLAMISMO

  
               JUDAISMO                                Dalai Lama - BUDISMO

   Esta es la 2ª parte de este antiguo y controvertido tema, que ha desatado encendidas pasiones, provocado  rupturas familares,  guerras seculares y extermínios masivos en diferentes épocas, y en diferentes regiones del planeta. La historia de la humanidad, no registra finales de guerras a causa de las religiones - el caso mas cercano y reciente, lo tenemos a comienzos de la década de los 80, en la Guerra de Las Malvinas. Ambas naciones litigantes eran profundamente Cristianas, bastaba que el Papa, máximo líder Católico (Juan Pablo II), se hiciera presente en el frío archipiélago, para que la guerra se detuviera...¿Quién iba a querer arriesgar la integridad física del jefe religioso del Vaticano?
  Ha sido todo lo contrario: las grandes matanzas fueron en su mayoría, provocadas por enfrentamientos religiosos.
  A continuación, transcribo la última parte de
La conversión religiosa: una aproximación desde la Psicología.
-Saúl Sánchez López-
La religiosidad y su significado



La familia.
La familia tiene para los sujetos un papel formador, transmite un patrimonio, unas costumbres, gustos, roles, una cosmovisión del mundo, normas sociales y morales, una “herencia” en la que la religión puede desempeñar un papel trascendental tanto al interior de la familia como en las relaciones con los demás. La familia media la relación entre la persona y la realidad, es a partir de la familia como el sujeto construye su representación particular del mundo.
Son muchas las formas en que la familia puede influir para que una persona decida convertirse, ante todo hay que remarcar que en el caso de los hijos por ejemplo, es durante la adolescencia que la frecuencia y la probabilidad de conversión religiosa aumenta dramáticamente como en ningún otro momento de la vida, esto da pauta para entender que la conversión religiosa también juega un papel en el desarrollo del ser humano hacia su madurez, denota deseos de independencia y búsqueda de una identidad propia.
Cuando una persona se convierte a una religión diferente a la que su familia profesa, y la familia valora -ya por tradición o por cualquier razón- mucho su fe, entonces puede entenderse que dicha conversión obedece a razones emocionales por parte del converso, el hijo no sólo rompe relación con la religión de la familia, está rompiendo con la propia familia -a través de la religión-, es una forma de desquite, una manera inconsciente de afirmarse abiertamente en contra de la familia, de las personas que la integran o la situación familiar que se vive; al mismo tiempo la nueva fe sirve de refugio, la persona se cobija con el grupo y Dios suple las carencias afectivas y personales que la familia por una u otra razón no fue capaz de suplir.
Si en vez de un hijo nos referimos a uno de los padres, la situación realmente no es tan diferente, aunque el rompimiento encubierto es más bien con el cónyuge, la religión sigue funcionando como refugio – entre otras cosas quizá también de las responsabilidades-.
Crisis
Está ampliamente corroborado por la psicología de la religión que existe una relación directa y fuerte entre el fenómeno de la conversión religiosa y las crisis personales -intrapsíquicas, de relación con otras personas o de cualquier tipo-; el stress causado por las contingencias de la vida y las calamidades a menudo encuentra alivio en el descubrimiento de una nueva fe, la persona percibe de una forma positiva las desgracias haciéndose más y más inmune a las mismas, las relaciones sociales en el grupo religioso se fortalecen lo que ayuda a la persona a ser más relajada y aumentar su autoestima, en fin, los recursos personales del sujeto aumentan, de tal forma que se hace más capaz de combatir las vicisitudes de la vida sin desarrollar tanto stress. Además, las crisis casi siempre tienen efectos de cambios importantes en la persona en todos los sentidos, las crisis a menudo nos llevan a desear un cambio en nuestra vida, o nos invitan a ver la vida desde otra perspectiva.
Decepción por la religión actual
Estos casos son los menos, pero una persona con una religiosidad activa que se desengaña de su fe, por que descubre en su ideología, dogma, o actos, algo que no corresponde con lo que sus sentimientos y pensamientos asumen como ‘bueno’, o bien cuando una persona descubre una religión que la satisface aún más que la anterior, es que se decide a cambiar su fe. Se entiende entonces que el motivo obedece dos causas de dimensiones diferentes, por un lado es la propia religión anterior quien ha propiciado que la persona se decida por otra religión, por otro lado es el propio crecimiento y maduración personal lo que fomenta la conversión.
Psicología del sujeto converso
Las consecuencias que trae consigo la conversión religiosa en la persona lo cambian de tal forma que podría afirmarse que psicológicamente se trata de un sujeto distinto; el poder de la conversión en este sentido es comparable con los resultados que pueden lograrse mediante la psicoterapia.
Cambios de personalidad
La persona conversa vive en un estado anímico exaltado que es reforzado por los compañeros de culto; existe en él una vitalidad y una resistencia que conllevan a una actitud heroica ante la vida. Lo que en palabras de James es un ‘segundo nacimiento’.
Cambios en el estilo de vida
La persona recién conversa debe adaptarse a una cierta dinámica de culto, esto a veces puede ser fácil, aunque a veces también implica situaciones más complejas como el cambiarse de residencia, salir a otro país de misiones, salir a profesar la fe en su comunidad, donar un porcentaje de su sueldo, etc. Es posible que deje de hacer actividades que antes hacía, como ejercicio, visitar amistades, asistir a fiestas, incluso trabajar, pues sus nuevas actividades le podrían absorber bastante tiempo, o bien podría haber cambiado de intereses y tener otras prioridades.
Cambio de cosmovisión
El fervor de la fe religiosa puede alterar a la persona con tal fuerza que la percepción muchas veces se ve afectada, las personas interpretan y dan significados nuevos a diversos sucesos y situaciones. Por ejemplo, puede darle un nuevo significado y sentido al sufrimiento humano de tal forma que las desgracias son vividas como una ‘prueba de fe’ que revitaliza a la persona, ’la hace más fuerte’. Pero también puede adoptar formas más conflictivas, por ejemplo, un problema de salud de uno de los miembros de la familia que pertenezca a otra religión puede ser visto como un ’castigo de Dios’ y el resto de la familia como ’adoradores del diablo’
Lo que se considera bueno y malo puede cambiar, o dichas concepciones adquirir un tono rígido y fatalista (la persona sólo es capaz de ver las cosas como completamente buenas o completamente malas). Así mismo la conciencia de ’pecado’ se transforma, pudiendo volver a la persona excesivamente culposa, inflexible, etc.
Ruptura de relaciones
La persona conversa adquiere nuevos valores, los cuales pueden entrar en conflicto con la familia, amigos, sociedad en general, en ocasiones la persona no logra comulgar su fe con las normas sociales y finalmente termina por romper sus relaciones.
Anhelo de convertir
A menudo la persona recién conversa se halla tan exaltada emocionalmente, tan feliz, que desearía que sus seres queridos y otras personas compartieran su felicidad, por tanto a menudo intenta compartir sus ideas y sentimientos con los demás, algunas veces con el propósito exprofeso de convertir a los demás. Esto puede suceder también porque así lo exige su culto.
Diferentes conflictos que suceden a la conversión
En la familia.
Difícilmente el núcleo familiar podrá aceptar la conversión de un miembro de la familia, esto sucede porque no lo comprenden, en sus ideas la solución es tratar de reconvertir a la persona a través de presión , de insistencia, de chantajes emocionales. La familia puede tratar de ‘castigar’ a la persona en cuestión y pensar que , en el caso de un hijo, se ha fracasado en su formación, generando culpa.
En el círculo social.
Los nuevos valores del converso generan nuevas conductas, actitudes y modo de vida; las personas alrededor probablemente no entenderán el drástico cambio de la persona, esto aún cuando se enteren que se debe a un cambio de religión. Ahora que no se comparten los mismos valores a la gente le resultará complicado entender los nuevos significados que para la persona ha adquirido lo bueno y lo malo, pudiendo parecerles su conducta absurda, contradictoria, irracional, insana, etc.

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    Cuando tengo oportunidad de confesar que no tengo religión alguna, se me suele preguntar: ¿Por qué no crees en Dios? Al responder  que no soy ateo, que sí creo en un Dios, noto cierta sorpresa en mi interlocutor, pues se ha generalizado la asociación de Dios con las religiones. Personalmente - y estoy convencido que no estoy solo en esta opinión -, no se me hace necesaria una filosofía Divina para creer en un Ser Supremo, ni siquiera  considero imprescindible la "lógica" de tener Fe. Su Obra (la Naturaleza y su  intrincada perfección), me es prueba más que suficiente de la existencia de una Entidad inconmensurablemente inteligente y poderosa, lo suficiente como para no existir un adjetivo capaz de identificarlo. De ahí, el sustantivo Dios.
   Todos estamos familiarizados con expresiones tales como: "Hay que creer en algo; es necesario tener Fe, las personas lo necesitan. Yo me pregunto: ¿Por qué?  Tal vez la Ciencia se haya preocupado más con el avance tecnológico, que en demostrarle a la humanidad que es posible vivir en armonía sin la tutela de las religiones, algo que éstas no han sabido actualizar  - las religiones leen los mismos libros desde su origen, miles de años atrás -.
   Una cosa, es una realidad tangible: no nos podemos imaginar conviviendo en una sociedad cada vez más materialista, sin la existencia de las religiones.
   Me pregunto si dentro de dos o tres siglos, las religiones continuarán existiendo con tanto ímpetu, como en el día de hoy.  Es posible que el tan mentado Paraíso , no sea otra cosa que el logro utópico de que la humanidad pueda vivir sin la protección de la Religión.

  Seguna parte de este post: http://unisudamericana.blogspot.com/2012/12/la-religion-y-la-felicidad.html 

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  Walter E. Carena
  Twitter: @wcarena