lunes, 26 de noviembre de 2012


Sionismo israelita al ataque: de Gaza y de Galeano

                  Fin del Sionismo es igual a Paz
Los mismos judíos claman por el fin del Sionismo.

   He hecho la excepción de escribir un artículo de fuera de América del Sur, después de ver en un diario uruguayo los comentarios indignantes hechos por judíos, a nuestro gran maestro de la literatura contestataria y socialista: el imponderable Eduardo Galeano.
  Transcribo el artículo publicado por LR21.

Gaza: operación Plomo Impune
Escrito por: Eduardo Galeano - Venas abiertas
Viernes 23 de noviembre de 2012 | 11:39
 
Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.
Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.
Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.
Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.
Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.
¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?
El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.
Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
La llamada comunidad internacional, ¿existe?
¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?
Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.
Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.
(Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.) Página 12
galeano
Escrito por: Eduardo Galeano
Escritor sudamericano, nacido en Uruguay.
 
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  ¡GRANDE, GRANDÍSIMO. MAESTRO DE MAESTROS! Es un orgullo para Uruguay y Latinoamérica que Eduardo Galeano sea uruguayo y sudamericano. Tiene la lengua más filosa y filosófica del mundo literario; ofende a los ofensores, y defiende a los defensores; provoca la ira de sus criticados y la envidia de los cobardes.
    Este es el comentario hecho por mí, en el referido artículo.
 
Copié todo esto, porque sé que muchos de los visitantes del blog, ni siquiera saben que LR21 existe (www.lr21.com.uy)
 
    Nunca se podrá saber a ciencia cierta, el porqué más justo, de esta sangrienta y desigual contienda entre Israel y Palestina. Lo que sí se sabe, - y quién lo desmiente, peca gravemente por obtuso - es que antes de la década de los 40, Israel existía solo en los anaqueles de la historia del Medio Oriente (Biblias; escritos y dibujos de la época; religiones; esculturas; ruínas;etc.); que la fuerza empleada por el Estado hebreo, es extremadamente exagerada, si la comparamos con la de su rival; que Israel ha ocupado sistemáticamente (invadido) territorio palestino, durante décadas, usando la vil estratégia de asentar colonos,  familias civiles a las que otorga moradías y tierra para trabajar; que esa cobarde estrategia persigue el fin de utilizarlos como carne de cañón, pues cuando los legítimos propietarios pretenden recuperar esos territorios, deben enfrentarse irremediablemente a los colonos, de esta forma, Netanyahu tiene argumentos suficientes para ordenar a sus pilotos de combate, que bombardeen Gaza, para vengar  a los muertos civiles israelíes.
  Tampoco nunca sabremos, si los judíos civiles desparramados por el mundo, que aprueban y atizan a través de internet esas matanzas, y reaccionan furiosos contra quiénes las condenamos, lo hacen porque creen a pies juntos (fanatismo) en las palabras del tristemente célebre Bibi Benjamín Netanyahu, o porque la persecución milenar que han sufrido, los mantiene a la defensiva, crónica y vengativa.
  La palabra Judío, se ha estigmatizado negativamente de tal forma, que quiénes no lo somos, solemos sufrir de una aprehensión que raya con el temor de ser acusados de racistas (como si los judíos pertenecieran a una raza  diferente de los humanos),lo que es totalmente erróneo: judío; sionista; semita o hebreo, no son otra cosa que adjetivos naturales,  no insultantes, ni peyorativos.
  Los que somos anti-sionistas , no  somos contrarios al Sionismo en sí: (  s.m. POLÍTICA, HISTORIA Aspiración de los judíos para reconstituir su patria en Palestina ), sino contra el sistema empleado para tal reconstitución. No somos anti-judíos, ni anti-semitas. Somos anti-abusos, anti-violencia indiscriminada, anti- Bibi Netanyahu.
  El hombre al que le estoy mucho más agradecido que a mi padre, se llamaba: Jorge Abrahan Porzecanski ( publico su nombre como un humilde, sincero y póstumo homenaje), un honorable judío no sionista. No voy a detenerme a explicar las razones, por las que le estoy tan agradecido desde mis trece años de edad, porque para ser preciso, debería hacerlo en más de un Post.
  Si Israel cree que después de ¿2000 años?, debe reconstruir su Patria en Palestina, ¿por qué en lugar de gastar billones de dólares en armas de exterminio masivo, no invirtió ese dinero en implementar políticas socio-económicas bi-laterales con Palestina, y apostar, no a la expulsión y/o sumición del pueblo palestino, sino a los diálogos, a la ayuda humanitaria, a la compra de tierras, a la amistad y a la buena vecindad. Es precisamente porque nunca apostó a eso, que somos anti-sionistas.

      Esta imagen expresa nuestro sueño.


  Walter E.Carena
Twitter: @wcarena